Wiki Mi Pequeño Pony: Fan Labor
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El Festival de Otoño
Iron Heart
Pertenece a: Redfork2000
Clasificacion 10+
Género Aventura, Acción
Estado Terminado
Ambientada en La aldea de Iron Heart y sus alrededores
Personaje (s) Iron Heart, el líder de la aldea, Silver Blast.
Cronología
Ninguna El Festival de Otoño Ninguna

Iron Heart narra:

Desperté en una mañana fresca, se podía sentir como el viento entraba por la ventana de mi habitación. Ya había terminado el calor del verano, y el viento de esta mañana sólo podían significar una cosa: El otoño había iniciado. Salí de mi cama y miré por la ventana, donde se podía ver un hermoso paisaje otoñal, los árboles y el suelo, cubiertos de hojas doradas, anaranjadas y marrones.

El inicio del otoño siempre ha sido importante en mi aldea. Desde hace muchas generaciones, los ponis de mi aldea siempre han mantenido una gran tradición: El Festival de Otoño, una celebración que hacen cuando inicia el otoño. Este año, el líder de mi aldea me dijo que yo le podría ayudar a organizar el festival, todo un honor para cualquier pony en mi aldea.

Aunque yo me encontraba emocionada por el festival, todavía estaba bastante pensativa. No podía dejar de pensar en la última amenaza que había recibido mi aldea, hace unas semanas. El príncipe del reino de fuego se había retirado temporalmente de su objetivo de conquistar nuestra aldea, pero aun así me mantenía pensativa al respecto. Ese unicornio rojo, Red Fork , que se hace llamar “Guardián de la Armonía”, me había hablado de la magia de la amistad, y la había usado en dos ocasiones para salvarme a mí y a mi aldea. Todavía me intrigaba un poco lo que me dijo, y había meditado en ello desde nuestro último encuentro. También había estado entrenando arduamente, con el objetivo de ser capaz de defender a los aldeanos si ocurría otra amenaza así en el futuro.

Después de dar algunas vueltas a la idea, y admirar el paisaje otoñal por mi ventana, salí de mi casa rápidamente para reunirme con el líder de mi aldea. Nosotros habíamos acordado reunirnos para organizar el festival, así que hice a un lado mis demás pensamientos y decidí concentrarme en el Festival de Otoño.

Llegué cuanto antes a la casa del líder de la aldea, para organizar el festival con él. Tendría que estar todo listo para esta noche. Me saludó cálidamente.

-Hola Iron Heart, qué bueno verte aquí.- Su expresión de felicidad lo decía todo. Después de todo, él era un corcel mayor, que había liderado la aldea ya por muchos años. Hoy sería la primera vez en mucho tiempo que recibiría ayuda para coordinar la organización del festival.

-Estoy lista para hacer lo que se tenga que hacer.- Le dije de manera seria pero a la vez ligeramente entusiasta. -¿Por dónde empezamos?-

-Necesitamos la comida, la decoración, la música, las mesas, y sobre todo, la hoja dorada del árbol más grande de la aldea.- Se trataba de otra parte de la tradición en nuestra aldea. El festival de otoño se caracterizaba por largas mesas al aire libre, con decoración de colores otoñales, música alegre y deliciosos banquetes. Pero en el centro de la mesa más grande debía ir una hoja dorada del árbol más grande de la aldea. Ese viejo árbol ha estado ahí por más de mil años, y es la simbolización de sabiduría, fuerza y perseverancia para nosotros.

-Supervisaré a todos los encargados de cada trabajo, y luego iré por la hoja dorada.- Le dije al líder. Sabía que era bastante trabajo, pero es un honor para nosotros trabajar para el Festival de Otoño.

-Entonces que así sea, Iron Heart.- Me respondió el líder, con una sonrisa amigable. –Confío plenamente en tu capacidad.-

-Gracias líder.- Me retiré para supervisar los preparativos del festival.

Ya los ponis tenían asignadas sus labores. Los cocineros eran los encargados de preparar los deliciosos banquetes del festival, las fashionistas eran las encargadas de decorar todo el área. Yo corría de un lado hacia otro supervisando que todos hicieran bien su trabajo. Fui a supervisar a los cocineros.

-Sabemos lo que hacemos.- Me dijo con seguridad uno de los cocineros. –Ya leímos las recetas tradicionales. Todo estará listo para esta noche.-

-Perfecto.- Les respondí. –Sigan así.- Me fui rápidamente a continuar supervisando.

Llegué al lugar donde se llevaría a cabo el festival. Algunos corceles estaban ahí, trayendo las mesas para el festival. Las fashionistas venían detrás de ellos, con las decoraciones para las mesas. Empezaron a decorar todo, se veía hermoso.

-Esto se ve muy bien, continúen.- Les dije.

-Gracias, es un honor contribuir al Festival de Otoño.- me respondió una de las ponis que estaba decorando las mesas. La decoración llevaba tonos dorados, anaranjados, rojos y café, los colores que siempre se han usado en el Festival de Otoño.

Después de supervisar todo, decidí que sería hora de buscar la hoja dorada del gran árbol de nuestra aldea. Así que corrí hacia el árbol. Ya era mediodía, y aún habían cosas que hacer.

Sin embargo, cuando estaba corriendo hacia el árbol, empezó a soplar un viento inusualmente fuerte, más que el viento normal de otoño. No entendía qué ocurría, pero después supuse que sería tan solo un viento fuerte otoñal, y no le di importancia al asunto. Tenía trabajo que hacer, y no tenía tiempo para distracciones.

Cuando volví al lugar donde se llevaría a cabo la celebración, les di la hoja dorada a los decoradores para que la colocaran donde debe ir. El lugar se empezaba a ver aún mejor con todas las decoraciones, y me sentía feliz de que todo estuviera saliendo bien.

Hasta que el viento volvió a soplar con gran fuerza. Esta vez, el viento fue aún más intenso, tanto que empezó a levantar las mesas y volcarlas.

-¡Las mesas!- exclamó uno de los corceles, que salió corriendo enseguida a colocar una de las mesas en su lugar. Los demás lo siguieron para recoger las mesas y las decoraciones caídas. Pero el viento seguía soplando con cada vez mayor intensidad, hasta el punto que me tuve que aferrar a un árbol para evitar ser arrastrada por el viento.

-Algo anormal está ocurriendo.- Dije mientras me aferraba al árbol con toda mi fuerza. –Nunca ha habido viento tan fuerte en nuestra aldea.-

-¿Será un tornado?- Preguntó uno de los corceles, sin duda bastante asustado por el clima.

-No, debe ser algo más.- Le respondí, mirando hacia la montaña. Algo inusual debía ocurrir allá, porque el viento venía de esa dirección. Pero no podía ser viento normal, porque si lo fuera, la montaña bloquearía el viento. Algo debía estar generando el viento de este lado de la montaña.

Los ponis seguían aterrados por la intensidad del viento, hasta que finalmente, este cesó.

-Si esto sigue así, ¡No podremos celebrar el Festival de Otoño este año!- exclamó una yegua en tono dramático.

Yo no podía dejar que esto ocurriera. Era mi misión defender el bienestar de mi aldea. Lo que sea que causara este viento era una amenaza, no sólo para el festival, sino para la vida de los ponis de esta aldea.

-Iré a ver de dónde viene ese viento. Ustedes quédense en casa hasta que yo les avise.- Les dije a los ponis.

-Pero, ¿No será algo peligroso?- Me preguntó una de las ponis.

-Quizás, pero es mi deber protegerlos. Ahora hagan lo que dije y vayan a sus casas.- Les dije con firmeza. –Yo les avisaré cuando sea seguro salir.

-De acuerdo.- Me dijo uno de los corceles. –Confiamos en ti Iron Heart.-

Sonreí levemente, y corrí hacia el pie de la montaña lo más rápido posible. Mientras más me acercaba, se hacía más evidente que había acertado. De ahí tenía que venir el problema. No sólo venía viento de ahí, también se podía ver que se levantaban rocas muy grandes que parecían ser lanzadas sin dirección ni objetivo.

Al acercarme más, pude ver finalmente qué era la causa de este caos. Se trataba de un unicornio de color blanco, con melena plateada, que parecía estar muy furioso. Yo no tenía idea de quién era ese pony, pero algo estaba claro: Si no lo detenía pronto, el Festival de Otoño no podría celebrarse, y peor aún, podría aumentar el problema y hacer daño a los ponis de mi aldea. Así que me le acerqué con una mirada seria.

-Oye, ¿Qué crees que estás haciendo?- Le dije, mirándolo con desaprobación y algo de enojo. No podía dejar que ese pony me siguiera causando problemas.

-La pregunta debería ser, ¿Quién eres tú?- Me respondió el unicornio. Me miró molesto. Ya estaba furioso antes, y seguramente ahora estaba enojado conmigo también por reprocharlo.

-Soy Iron Heart.- Le respondí, no dejando de verlo con seriedad, y hablando con una voz firme. -Tu comportamiento está causando graves problemas a mi aldea. Retírate, o compórtate.-

-¡No tengo por qué hacer lo que tú digas!- Me reclamó el unicornio. –Ni siquiera tienes idea de quién soy yo.-

Lo seguía mirando, indiferente a lo que me decía. Era evidente que me estaba metiendo en un problema aquí, pero no había vuelta atrás. No me podía retirar a estas alturas.

-Escucha, no tengo intención de pelear contigo, así que por favor, no sigas causando el viento tan intenso que has estado haciendo. Sé que eres tú el causante.- No le quité los ojos de encima, intentando intimidarlo para que cediera.

-Sí, yo soy el que está haciendo el viento, ¿Y qué?- Respondió el unicornio, al parecer sin ningún miedo de lo que pasaría. -¡Soy Silver Blast, el hermano de uno de los más grandes unicornios de todos los tiempos! Tengo un poder mágico increíble, si te metes conmigo, lo lamentarás.-

No conocía a este “Silver Blast”, pero no iba a dejarme llevar por su patético intento de impresionarme e intimidarme.

-Escucha, no me importa quién es tu hermano, o qué poderes tengas. Yo no te dejaré afectar a los ponis de mi aldea.- Le respondí con completa seguridad.

-Entonces, ¿Quieres ser la valiente?- Me dijo Silver Blast, en tono burlesco. –En ese caso, ¡Toma esto!-

Silver Blast levitó una enorme roca con su magia, y me la arrojó directamente. Salté rápidamente y esquivé la roca antes de que colisionara. Silver Blast levitó más rocas y comenzó a arrojármelas, mientras yo me movía a toda velocidad, saltando de un lugar a otro esquivando las rocas que me lanzaba. Cuando lo vi buscando más rocas que lanzar, supe que era mi oportunidad de atacarlo. Salté directo hacia él para golpearlo, pero en ese momento él me vio y me detuvo en el aire con su magia.

-¿Te crees muy lista, no?- Me dijo en tono de burla. -¡Toma esto!-

Silver Blast me arrojó contra la montaña con su magia. Choqué contra la montaña, quedando muy lastimada por el impacto. Sin embargo, yo ya estaba acostumbrada a este dolor, había tenido luchas duras antes, así que me levanté rápidamente. En cuanto Silver Blast me vio parada, tomó otra roca con su magia y me la arrojó. Rápidamente tuve que esquivar la roca para evitar ser aplastada, y logré esquivarla de un salto.

-Eres ágil, pero eso no te servirá de nada.- Dijo Silver Blast mientras levitaba más rocas. Aunque me cueste admitirlo, estaba asombrada por el poder mágico de ese unicornio. Era sin duda mucho más poderoso de lo que había supuesto en un inicio.

Silver Blast me lanzó más rocas gigantes con su magia, y yo salté de un lugar a otro esquivándolas. Cuando estaba empezando a levitar más rocas, me lancé a atacarlo de nuevo. Esta vez logré darle un buen golpe en la cara, y del impacto, él soltó las rocas que estaba levitando, y le cayeron encima. Desafortunadamente, yo había quedado cerca de él, y sufrí parte del impacto también.

A estas alturas, ambos nos encontrábamos bastante heridos. Yo ya tenía varios huesos rotos, y cada movimiento me causaba sólo más dolor. Y por lo que parecía, mi oponente no parecía estar en mejores condiciones.

-Tú… eres más fuerte de lo que aparentas…- dijo Silver Blast, bastante cansado y herido. –Sin embargo, no perderé ante ti. ¡Jamás!-

Silver Blast volvió a levitar numerosas rocas gigantes para arrojármelas de nuevo. Una por una me las fue arrojando, y de nuevo logré esquivarlas todas. Silver Blast se molestó y empezó a dispararme rayos mágicos sin parar. Yo intentaba seguir esquivando sus ataques hasta encontrar el momento idóneo para atacarlo. Pero esta vez, me lastimé un casco con una roca afilada mientras corría, y tropecé, no sólo lastimándome por la caída, sino también porque Silver Blast aprovechó el momento para dispararme un poderoso rayo mágico.

Ese rayo mágico fue bastante poderoso, posiblemente el rayo mágico más poderoso que yo haya sufrido. Ahora sentía un dolor aún más intenso recorrer mi cuerpo. El cansancio, el dolor, eran cada vez mayores. Silver Blast parecía sufrir problemas similares, pero en menor proporción ahora.

-Creo que finalmente te llegó tu hora.- Presumió Silver Blast mientras levitaba más rocas para arrojármelas mientras yo estaba caída.

Yo intentaba levantarme, pero no lo lograba. Mi cuerpo había llegado a su límite de resistencia. Silver Blast sonreía al verme en el suelo, vencida.

Pero, ¿cómo era esto posible? Yo soy una guerrera fuerte, determinada e implacable. ¿Cómo es que pude terminar derrotada así? ¿Cómo lo hacía Red Fork, aquel unicornio que parecía no temerle a nada? Sin importar que tan grande fuera el problema, él siempre encontraba una solución.

-Bueno, me has dado buena lucha, pero es inútil.- Me decía Silver Blast, viendo su victoria asegurada.

En ese momento, sólo recordé a los ponis de mi aldea, aquellos ponis que habían puesto toda su confianza en mí. No podía fallarles. Reuní todas mis fuerzas, y volví a levantarme. Silver Blast quedó atónito al verlo, pero rápidamente se preparó para darme el golpe de gracia. En ese instante, sin pensarlo, le di una patada en la cara con todas mis fuerzas. La patada mandó a Silver Blast contra la montaña, el impacto se vio bastante intenso. Y por si eso no fuera suficiente, el golpe causó una pequeña avalancha, que pronto lo dejó enterrado debajo de una pila de rocas.

Me relajé un momento, feliz porque sabía que esto significaría el final de la batalla. Sin embargo, empecé a sentirme mal por el pony. Era verdad lo que decía, no lo conocía ni sabía cuáles eran sus intenciones. Aunque por poco me había matado, no me parecía correcto dejarlo allí. Así que con la poca fuerza que me quedaba, empecé a quitar las rocas de ahí, hasta que logré verlo. Lo saqué de ahí tirando de su casco, y lo puse en el suelo.

-¿Estás vivo?- Le pregunté, esperando escuchar una respuesta. No me gustaría vivir con el remordimiento de haber matado a un pony, y menos en el día del Festival de Otoño. Afortunadamente, Silver Blast abrió los ojos levemente.

-¿Qué pasó?- Preguntó, confundido y débil.

-Escucha, creo que no tiene sentido que peleemos.- Le respondí. -No llegamos a ningún lado, y sólo nos hemos hecho daño mutuamente.-

-¿Qué se suponía que hiciera?- Me dijo, aún adolorido. -Tú me amenazaste, ni siquiera te conozco.-

Era verdad. Yo llegué allá sólo a reclamarle, en vez de intentar razonar con él. Ese simple error nos había llevado a ambos a casi quitarnos la vida mutuamente.

-Me disculpo por mi comportamiento.- Le dije a Silver Blast, algo apenada. Hacía mucho no me disculpaba con alguien.

-Yo también, debí ser más razonable.- Me respondió, sobándose la cabeza con su casco.

Entonces decidí hablar con él para llegar a un acuerdo. Creo que si hubiera sido Red Fork, él hubiera hecho eso desde el inicio.

-Escucha, en mi aldea celebraremos el Festival de Otoño.- Le expliqué. -Y lo que estabas haciendo nos causaba grandes problemas. ¿Por qué hacías eso para empezar? ¿Estás molesto con alguien?-

-Es una larga historia.- Respondió Silver Blast. –No quisiera atrasarte con ello, sólo digamos que el otoño me pone de muy mal humor.

-¿El otoño?- Le pregunté, confundida.

-Ya te dije, es una larga historia.- Dijo Silver Blast, evitando hablar del tema. -El otoño es duro para mí ahora, no esperaría que lo entiendas.-

Honestamente, yo tampoco creí que lo entendería. Nunca he sido buena para entender los sentimientos de los demás ponis.

-¿Prefieres que te deje solo?- Le pregunté, intentando encontrar la manera de ayudarlo.

-Da igual, me dejaron solo hace más de mil años.- Respondió Silver Blast bruscamente.

-¿Hace mil años?- Le pregunté. Sin duda estaba llegando a la raíz del problema. Sin embargo, Silver Blast empezó a llorar.

-¡Mi hermano me abandonó!- Dijo, atacado en llanto. –Me congeló por más de mil años, y cuando fui descongelado, él ya había muerto hace siglos.- Silver Blast siguió llorando sin control. Creo que él había reprimido esas emociones un buen tiempo.

-¿Por eso odias el otoño? ¿Tiene algo que ver con tu hermano?- Le pregunté. Él empezó a llorar aún más.

-¡En el otoño hacíamos todo juntos!- Me respondió mientras seguía llorando. -Veíamos la carrera de las hojas, practicábamos nuevos hechizos, teníamos el banquete del Día de Acción de Gracias, el otoño era nuestro tiempo para estar juntos. Hasta ese fatídico día, en el que él me dio la espalda…-

Él no se pudo contener, y me abrazó. Yo me sentía incómoda, pero traté de ser comprensiva. Este pony había perdido a su hermano.

-Quizás no pueda comprender como te sientes, pero no eres el único que perdió a alguien muy cercano.- Le dije. -Mi padre fue asesinado en una invasión a mi aldea. Desde entonces he jurado proteger a los ponis de mi aldea. No podría soportar perder a alguien más.-

Silver Blast me miró a los ojos. Yo lo miré de regreso, algo incómoda por el momento.

-Bueno, si te sientes solo, quizás te gustaría acompañarnos a nuestro Festival del Otoño.- Le sugerí. -Ahí tendrías la compañía de otros ponis. Entiendo que nunca podrá sustituir a tu hermano, pero vale la pena el intento.-

Silver Blast me miró confundido después de mi oferta. No sé qué habrá pensado en ese momento.

-No lo sé, creo que lo mejor será quedarme por aquí solo.- Me respondió finalmente. -No quiero arriesgarme a hacerle daño a nadie más.- Se levantó con dificultad, y empezó a retirarse. -Pero gracias por tu amabilidad, Iron Heart.-

Silver Blast me miró por un momento, y sonrió.

-Bueno, buena suerte con tu Festival de Otoño. No te causaré más problemas.- Me dijo Silver Blast, con una leve sonrisa. -Y si llegas a necesitar ayuda con algo más, no dudes en buscarme. Ya sabes por dónde encontrarme.-

Sin decir más, Silver Blast se retiró. Yo me preguntaba si ese pony tiene un hogar, pero cuando le iba a preguntar, ya se había ido. Así que decidí regresar a mi aldea, ya estaba atardeciendo, y aún había que preparar todo para el festival. Intenté correr hacia la aldea, pero con lo lastimada que estaba, no podía correr. Sólo podía caminar a una velocidad baja.

Cuando llegué a la aldea, para mi sorpresa, las mesas estaban puestas, las decoraciones hechas, el banquete servido, y la hoja dorada en el centro. Ya era de noche, y todos los ponis de la aldea estaban esperándome.

-¿Cómo te fue, Iron Heart?- Me preguntó el líder, que se me acercó y examinó si estaba herida. -¡Estás muy herida!- Exclamó al ver lo herida que estaba.

-Lo que importa es que podremos celebrar el Festival de Otoño.- Le respondí. -He cumplido con mi deber.-

Los ponis de la aldea se juntaron alrededor de mí, y me empezaron a lavar y vendar las heridas en mi cuerpo. Luego me sentaron a la mesa para el banquete del Festival de Otoño.

-El médico vendrá pronto, mientras tanto, disfruta el festival con nosotros, lo mereces.- Me dijo el líder de la aldea.

Mientras comíamos el delicioso banquete, no podía evitar pensar en aquel pony que había conocido hoy. Él también se enfrentó a una situación difícil. No podía hacer más que desearle lo mejor a Silver Blast, y que tuviera la fuerza para seguir adelante. Al menos ahora, Silver Blast tenía a una amiga, alguien que comprendía sus sentimientos, o al menos se esforzaba por hacerlo. Red Fork tenía razón, la amistad es mágica.

Fin

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