Wiki Mi Pequeño Pony: Fan Labor
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La Potrilla 18
18 con Jonathan
Pertenece a: Mari-Tiger
Clasificacion Para Todo Público
Género drama
Estado En construcción
Ambientada en NekoLand
Personaje (s) Jonathan , 18
Cronología
Scoot Of Your Hooves La Potrilla 18 (?)

Créditos a un amigo mio de la escuela, que como le interesó tanto la trama, decidimos hacerlo los dos.

Todos pensamos, que la Neko-pegaso 18, tuvo ese nombre porque lo único que dice es 18. Pero, no siempre fue así, todos los ponys poseen dos nombres en inglés, pero, ¿por qué esta potrilla tiene un número de nombre?

18... ¡Hey! Ese número ha formado gran parte de mi vida, y puede que aún siga siendo parte de una nueva... Tanto he sufrido por ese número que hasta yo intento olvidar lo malo que ha sido para mi. Lo único bueno que conozco de ése número, es que conocí a una nena, que me ha enseñado muchas cosas sobre la vida, una potrilla llamada 18. Lo primero de todo, quisiera deciros que me llamo Jonathan, soy un neko-pegaso que ha vivido de La Guerra. Actualmente sigo viviendo en mi humilde morada, NekoLand, intentando ayudar a los demás nekos a reabilitarse. Dicho esto, quisiera contaros la historia de cuando conocí a 18.

Capítulo 1

Era una noche cálida, se podía respirar madera chambuscada desde estos lares, e incluso el humo que echaba el fuego azotaba mis cascos fuertes y resistentes, con la esperanza de que acabase semejante catástrofe. Casas se encontraban destruídas, en llamas y puede que en cenizas. Yo estaba paseando por una parte oscura de Nekoland...la verdad, aquel dia estaba mi alma dolorida, muchos nekos inocentes habían muerto.

Aquel lugar había sido destruido por esos unicornios, de echo, aún rondaban unicornios bucando a ponies como yo para matarlos y extinguir mi especie. Pero, algo sucedía, los unicornios le debian una muy grande a mi buen amigo Tor, es como decir que ellos estaban en deuda con él. Y gracias a Tor, a mi no me harán nada. Por ahora.

En una parte del camino, oí unos pasos que se hacian más fuertes, también un llanto... Busqué con la mirada de dónde procedía, sólo había humo negro procedente de casas en llamas, pero al mirar al frente, pude observar que una neko-pegaso se acercaba a mi con lágrimas en los ojos.

-¡Áíûdà, Áíûdà!- Gritaba la pobre potrilla -,¡mý màmá èstá âtràpádâ!

La pequeña pony me guió hacia su casa, estaba ya muy quemada, echando fuego. La niña no dejaba de llorar, se la veía muy preocupada y con mucho miedo. No queria que llorara más, y queria ayudarla, así que me adentré en la casa. Era como la casa del terror, todo estaba rojo, mucho fuego y madera quemándose. Perolo que más había, era humo.

-¿Hola? ¿Hay alguien? - Grité, pero el humo me impedía observar la presencia del pony. Agité mi casco por cerca de los ojos, para airear el humo, y así poder ver, y repetí -, ¿Hay alguien ahí?.

Sólo escuchaba cómo el fuego destruia madera, cómo trozos de casa caian cerca mía, y ruidos que hacían mis cascos tras pisar una baldosa destrozada. De repente, escuché un fuerte suspiro, y una voz que gritaba con todas sus pocas fuerzas "¡Ésthóy âquíìî!" Mi gran sentido del oido, me dirigió rápidamente al lugar en donde se hayaba, una neko-pegaso que se encontraba atrapada entre muchisimos tablones de madera, parecía que al caérsele la madera mientras escapaba de la casa, se rompió la columna vertebral y se quedó atrapada ahi, sin poder moverse, sufriendo por su hija.

Cuando nos encontrábamos los dos cara a cara, alargué mi casco para ayudarla a salir de ahi. Pero la neko lo rechazó, con un fuerte suspiro de dolor. Me miró con ojos húmedos, llorosos y carbonizados, se podia ver el sufrimiento que estaba pasando con sólo verle la cara, estaba llena de cortes y manchas negras. Pudo ser el ejemplo ideal para describir a una madre que estaba sufriendo por saber si su hija estaba bien. Me sonrió con una sonrisa cálida, parecía que con mi aspecto físico me habría visto buen pony, y sabia que yo tenia a su hija.

-Cüidàlá bién....-Me susurró, he intentó seguir hablando. Le quedaba muy poco tiempo, debido a que el fuego iba a arrasar todo su cuerpo. - Sólo..quieró...què...salvés ah...ah mhy hija 18...- Cuando el fuego llegó hasta la madera que la cubría, derramó una lágrima, agarró mi casco pero, lo soltó- thoma estho...

Antes de que dijera nada, el fuego ya acabó con ella. No me lo pensé 2 veces, di un pequeño salto, abrí mis alas y empecé a esquivar los obstáculos y el fuego para poder escapar de ahi. No miré atrás. Esa pony me intentó decir algo, pero,¿el qué?. Ya cuando salí de la casa, me encontré a la misma potrilla que dejé fuera de la casa por motivos de seguridad. Ella me miró, algo asustada, porque estaba lleno de heridas y quemaduras sin importancia.

-No temas pequeña- Dije, y tosí un poco, la verdad, respirar humo chambuscado, es algo malo.

Salimos de la zona de peligro, hacia un callejón donde no habia nada ni nadie. Al ver el rostro de la potrilla, se me vino a la cabeza su madre. Me dio un objeto cuando quise ayudarla a levantarse. Alcé mi casco, y, curioso, observé qué me habia ofrecido aquella superviviente. Era un colgante de oro macizo, y en el centro había una gran gema azul. Al enseñárselo a la nena, y preguntarle si sabia algo, ella dió un paso atrás.

-Dóndé....lô...enkontrâstes...

-Tu madre me lo dió - Le expliqué, parecía que la niña estaba muy pálida tras ver el objeto -,¿sabes qué es?

No me respondió. Como respuesta, pude observar que se encogió, observando el suelo, sin aliento. De repente, se oyeron disparos que pronto serían mayores, y al oir eso, me puse en alerta, buscando con la mirada de dónde procedía esos disparos. Pude encontrar a tres unicornios, levitando con su magia tan oscura como sus almas endiabladas pistolas, disparando a la nada. Tras ver esa escena, agarré a 18 con la boca, y la subí a mi lomo, abrí de nuevo mis alas, y las agité tan fuerte que hice volar la poca arena y tierra que había debajo de mis cascos. Cuando estuve dispuesto a despegar y a salir de aquel lugar, se escuchó un gran disparo muy cerca mia.

-¡Detente! - Gritó un unicornio, que al parecer él fue quien me disparó, pero por suerte, la bala me rozó por la cara, y me hizo un pequeño rasguño.

Fui alzándome, mostrando pecho, seguro de mi mismo, enseñándoles de manera física que no les tengo miedo, y que me den respeto. Aquel unicornio que me quiso agredir, dió un paso adelante. Tenia el cuero morado, ojos verde pistacho oscuro y cabello negro, poseía un chaleco grisáceo y una benda en el casco izquierdo. Parecía el jefe de esos otros 2 ponys que le acompañaba. Estaba decidido a abandonar el lugar, de seguro alguien saldría herido, y no quisiera que fuera la niña, hasta que escuché unos susurros que provenían de esos otros 2 ponys: "¿esa es la neko que buscamos?" susurró uno, y el otro le contestó "sí, tiene la Cutie Mark que nos describió Venom Dead". Se ve, que el unicornio morado, se llamaba Venom Dead.

Venom Dead LP18

-¡Silencio!- volvió a gritar aquel unicornio-, tú -me señaló, apretando los dientes y con cara enojada- ya me estás dando a esa potra.

Di un sobresalto, ¿querian a la niña? Ni en sus sueños, algo que aprendí es que hay que tener buen corazón, y no defraudar a nadie, nisiquiera a una madre que dió su vida para proteger a su hija y entregársela a un completo desconocido.

Jamás - Afirmé, mirándolo seriamente.

-Vaya, parece que hemos empezado con mal pie- dijo de un tono sarcástico el mismo unicornio-, Soy Venom Dead, y he venido sólo para llevarme a esa pony.


-Ya te dije estúpido-volví a mirarle con rabia-, jamás te la daré.


Él enfureció. Empezó a gritar "¡A por ellos!" y los tres iban a por nosotros. Al ver esa reacción, agarré a 18 con el hocico y troté lo más rápido que pude. Tuve suerte, debido a que los unicornios eran más lento que los pegasos, y en cuanto pude, miré hacia atrás en busca de esos tres ponys. Aún me perseguían, como si huviera echo algo tan malo que merecería la muerte. Y al voltear mi cabeza hacia el frente, una casa-cabaña de repente empezó a echar tanto fuego que explotó delante de nuestros ojos, algo que noté por mis sentidos y me tapé la cara para no ser afectado por la explosión, y tras pasar esa explosión, fui a esconderme hacia una choza, y gracias al humo que no paraba de echar la casa-cabaña ya destrozada, ningun pony nos podia ver escondernos.

Los unicornios se quedaron quietos en busca de nosotros, pero no nos encontraban por ninguna parte, hasta que llegó un pony con sombrero vaquero de color negro, y un smoking. O como yo lo llamo, Tor.

-¿A qué se debe esta visita? - Dijo Torus con un tono sarcástico -.Creía que me debíais una.

-Crucé los cascos- Pareció decir Venom Dead, como si fuera un niño chico- Eso es agua pasada.

Y en eso, los dos unicornios dirigidos por Venom acorralaron lentamente a Tor, incomodándole, y llegando a una etapa de descontrol mental.

-...Qué quieren...-Pudo formular esa palabra la víctima.

-Dime dónde está tu amiguito Jonathan- Apretó los dientes Venom, mientas apoyaba su casco en el cuello de Tor.

Torus era más listo que yo, y notaba cuando me había metido en problemas, o cuando habia gato encerrado (irónico verdad? soy un neko-pegaso).

-Por supuesto -DIjo él sin rechistar, golpeando el casco de Venom para que le soltara, y adelantó el paso-.Síganme.

Ellos le siguieron, como polillas hacia la luz. Torus se alejaba de donde estábamos. Yo le podía observar por una rendija destrozada, y suspiré de alivio.

Capitulo 2.

Cuando estábamos a salvo en la cabaña, que era de madera vieja, algo mohosa y grisácea, no dejaba de observar a los unicornios, hasta perderlos de vista por el humo. Cuando ya se fueron, giré mi vista y por un instante vi a la potrilla de espaldas, parecía estar llorando y con los cascos en los ojos. Gritaba en silencio, gritaba de dolor. Fui a ver qué le pasaba, apoyé mi casco en su hombro y la volteé para que me mirara, pero, esos ojos...estaban...algo extraños de lo normal. Su pupila era de otro color embed de negro...por un momento pensé que estaba ciega.

-¿Me puedes ver, pequeña?- Dije nervioso, moviendo mi casco derecho.

Ella me negó con la cabeza tímidamente.

-Oh por los dragones...- Tragé saliva.

Puse mis dos cascos cerca de la cara de 18, e hice una gran palmada con ellos, pero ella ni se inmutó, ni parpadeó, ni nada. Me derrumbé completamente... ¡la niña está ciega! ¡qué he hecho! Pareció que cuando explotó la cabaña, la potrilla no se tapó la cara, porque ella no sabia...¡no sabia! Me caí rendido en el piso, y la miré apenado. Parecía que todo su dolor me lo transmitiera de una manera exagerada, pues la veia con tanta inocencia, intentaba mirarme, intentaba tocar mi casco para consolarme, pero no podia, la pobre, palpaba por toda la cabaña vieja en busca de mi contacto. Y al verla hacer un esfuerzo para que estuviera feliz,  cuando me tocó con su casco mi brazo dorado, que con la poca luz que se escapaba de alguna grieta de la cabaña se veia brillar,al igual que los pobres ojos de la pequeña; me acarició y, gracias a que mi brazo estaba ahi y podia localizar mis ojos, y ella sonrió.... empecé a llorar.

No debaja de llorar, me daba tanta pena la potrilla, que sollozaba por escuchar mis llantos susurrantes. Ya cuando me cansé, y no tenia fuerzas, me limpié mis lágrimas, y también las de la pobre. Y en eso, se me vino a la cabeza lo que me dijo su madre "Cüidàlá bién....Sólo..quieró...què...salvés ah...ah mhy hija 18..." Alcé mi cabeza, y miré a la nena intentando sonreir y hacer como si nada huviera pasado.

-¿Cómo te llamas, pequeña?- Pregunté, con una sonrisa amable y acariciando por el cabello a la potrilla.

-Mi...nombré...

-Sí, todos tenemos uno...-La invité- Yo me llamo Jonathan- Le dije, apoyando mi casco en el pecho.

-Yo...zoy...18....

¿18? ¿Eso es un nombre apropiado para una niña? Eso es un número, y a los niños no se les coloca números de nombre.  Iba a contestar, pero mis fuerzas me lo impedía, tan cansado estaba que no queria estar de mal humor, sólo saber... Debo saber todo lo que le ha sucedido a 18, cómo llegó su familia a "llamarla" de esa manera, por qué la perseguían esos unicornios, y más cosas que a estas alturas no me acordaba por el cansancio.  Volví a sacar aquel colgante de oro macizo con una gran joya azul en el centro, la acaricié, pero cuando mi casco tocó la pieza, sentía como que se había partido en dos. Entonces, cuidadosamente, quité una parte de la joya,  hasta que me di cuenta de que era una pieza de quita y pon, y cuando la quité, había un nombre oculto.

-¿... Te llamas Esther? - Dudé, puesto que la joya tenía ese nombre inscrito.

La potrilla se quedó en silencio, otra vez.  Me miraba, podía percibir mi cabello negro, y colocó una triste sonrisa pálida.

-¿Estás bien?- Me preocupé, estaba más pálida de lo normal, la agarré y la coloqué debajo de mi ala acariciándola -Todo estará bien, no temas...

Hasta que ella me abrazó, llorando por esta situación tan dolorosa. Sentía lo que me transmitia: dolor, tristeza, pena, desasociego, ternura, calor... Yo la seguia acariciando, diciendo que todo pasó, calmándola.

-No te preocupes pequeña, yo cuidaré de ti cuando sea necesario- la tranquilicé.

Pero de repente empezó a esucharse trotes. Como los dos eramos Nekos, podiamos percibir mejor que nadie el sonido. Era como tres cascos de pony trotando y una pata de chucho palpando el suelo hacia nuestra dirección. ¿Será un unicornio, con un perro a punto de destrozar la caseta en donde nos encontrábamos, derribarla y así acabar con nosotros? Yo agarré a 18  y me la coloqué detrás mia, no dejaría que nada le sucediese...ya que cometí un gran error...no dejaré que pase otra vez.

Los nervios cada vez eran mayores, pasaban segundos y se escuchaba mas fuerte los golpes, 18 estaba agarrada a mis cascos traseros, abrazándolos y mirando con curiosidad y a la vez temor. La tensión era más fuerte, la respiración a golpe seco, la mirada fija en la puerta de la cabaña, la postura de protección más tensa. No dejaba de mirar la puerta, como si fuera un león vigilando a su presa, a punto de atacar en cuanto se mueva y degollar su cuello. Aunque mi intención sea proteger a mi nueva compañera, los trotes eran cada vez más cercanos y me ponía más nervioso.

Por un momento los trotes pararon. Creia que se habian ido ya aquel pony y lo que fuera que le acompañase. Pero mi felicidad empezó a disminuir hasta una gran preocupación, pues por la rendija de la puerta se veian 4 sombras de cada pata de pony. La puerta se abria lentamente empujada por el casco izquierdo del pony, lo extraño fue es que no se vió ninguna pata de perro. Mientras el pony la abria, yo me encogía más para proteger a 18, y sin debar de mirar la puerta y lo que se podia ver del pony rabioso.

El pony abrió la puerta de par en par. Yo al ver el pony, me tiré al piso, aliviado... ¡era Tor! Me miraba seguro y tranquilo, luego, miró a 18 con ojos curiosos.

-¿Es ella a la que buscaban? -Preguntó Tor.

Asentí con la cabeza. Tor entró a la cabaña, cerró la puerta y la bloqueó con unos trozos de madera viejos, y se nos acercó. Se sentó junto a nosotros y le dió un trozo de Maíz a 18, para que comiera y se distrayera un poco mientras nosotros hablábamos seriamente sobre esta situación. 18 al tomar el maíz, abrazó a Torus, y comía a gusto.

-Parece que se te da bien los niños. -Le dije a Tor con un tono amable.

-¿Sabes para qué la buscaban? - Cambió de tema él, mirándome seriamente, parecía que lo único que queria era seriedad en esta situación y nada de bromas -,¿Y su madre?

-Su madre....-dudé por unos instantes- su madre me dió esto -le entregué a Tor el colgante, y luego le expliqué- creo haber visto que...murió quemada, arrasada y aplastada por las llamas de la casa... Tor miró a 18, y la acarició por la cabecita, apenado.

-Debemos protegerla, aún no ha pasado lo peor.

-¿Lo peor?

-Sí, esos tipos la querían para algo verdaderamente malo, y de seguro que ella no se llama 18.

Miré a 18, ¿y si el nombre que llevaba el colgante era su verdadero nombre? Ella se la veía normal, comiendo su maíz y disfrutando de las acaricias de Tor. Él miró el colgante y lo analizó con la mirada,luego lo abrió tan normal para ver el contenido de la piedra azul -que al parecer había dedudico de quera un zafiro- , y leyó la palabra "Esther".

-Escucha pequeña- Alzó la voz Tor hacia 18, y la nena se guió por la voz y localizó su cabeza que gracias a eso pudo ver el negro de su smoking y de su gorra, Y lo miró curiosa- No te preocupes por tu mamá, encontraremos la solución a tus problemas, pero ahora, debes colaborar con nosotros...y hablar.

18 No encajaba, no dejaba de mirarnos extrañada, y asustada, no sabía qué hacer. Pero los pensamientos se les vinieron a la cabeza y dudaba si decirles la verdad. Hasta que se dió cuenta de que nosotros éramos de confianza, la habíamos ayudado a escapar de los unicornios, Tor le dió de comer maíz fresco, la hemos mimado y cuidado en este punto. Pero me di cuenta de que no hablaba muy bien, porque era una neko y además en edad escolar, y sobresalté:

-Espera, Tor, es una neko, no sabe hablar correctamente.

-Tienes razón - puntualizó él -, por eso nos la quedaremos y la ayudaremos a ser como tú: lista, correcta al hablar y responsable de sus actos.

Tor es un gran amigo, él me enseñó la lengua Hispana correctamente, porque es un esponiol y ellos son muy correctos. Una devilidad de Tor, es que se sonroja mucho , ¿cuándo? no lo sé, dímelo tú. También me enseñó modales, actuar con precaución y ser como soy: un gran aventurero. No dudo que lo hará estupendamente enseñando a 18 a hablar y a comunicarse. Además le enseñará el idioma Braille para leer, le ayudará a saber qué hora es tocando con el casco las agujas del reloj, identificará dónde están... Así es Tor, caballeroso y amable, bondadoso y amistoso, algo serio pero muy educado y sofisticado. Por eso lo necesito, porque es mi gran amigo y porque me ayuda cuando cometo algún error.

[En construcción]

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